Nací en una familia cristiana de muchos años, mientras crecía dentro de la familia “normal”, donde había papá, mamá y hermanos. Si bien estaba bien establecido en el amor de familia, y con padre que existía jamás estuvo presente como figura paternal, siempre me sentí en cierto modo desplazado por él, lo que comenzó a desatar una necesidad de amor, de tener una figura paternal que me amase.
Alrededor de los 12 ó 13 años, tuve mi primer encuentro sexual con varones, lo que fue un “juego” para mí, en realidad había sido un abuso de un chico mayor que yo, provocándome una fuerte atracción a otros varones y necesidad de sentirme amado por ellos, si bien permanecía dentro de la iglesia decidí seguir adelante con la vida como cristiano, así transcurrieron varios años hasta que por motivos de trabajo, a la edad de 22 años, me trasladé de cuidad, donde por mi necesidad comencé a buscar tener encuentros románticos con otros varones, queriendo satisfacer mi necesidad, así fue que el internet, el teléfono y los chats comenzaron a destruir mi vida, la necesidad cada vez era mayor y buscaba en diversas formas satisfacer mi necesidad, así fueron alrededor de 4 años en que busque infructuosamente amor y satisfacer mi deseos, nunca consiguiendo nada que permaneciera, era todo por el momento y que irse esa sensación de haber encontrado “algo”, me sentía mas solo y vacio.
Un día estando en mi departamento comencé a sentir la necesidad de buscar otra cosa, algo diverso, algo que me satisficiera de verdad, fuera duradero en el tiempo y constante. En esa necesidad comencé a clamar a Dios pidiendo perdón por cómo estaba llevando mi vida, pidiéndole que me llenara nuevamente de Él, así como lo había experimentado en mi adolescencia, sentía la necesidad de volver el tiempo atrás y retomar esos tiempos maravillosos con el Señor. Fue donde clamé por no querer estar más en esa situación de sentirme vació y solo, fue en ese instante en que la presencia de Dios desciende sobre mi vida y comienza llenarme a hacerme sentir vivo, experimenté el amor de Dios como nunca lo había sentido, en ese instante decidí buscar nuevamente de Dios a través de la iglesia, acudí donde una buena amiga a plantearle mi necesidad de Jesús, de sentirme vació y sin aliento sin Él. En ese tiempo me presentaron al Ministerio, fue donde asistí al primer retiro.
Desde ese día di comienzo a un nuevo camino, al año siguiente asistí a la capacitación de líderes, en ese tiempo el Señor me mostró mis heridas, mis necesidades y ver lo que otros había también provocado en mí, fue ahí que aprendí a perdonar a mi padre por no haber estado junto a mí, a quien había abusado de mí y a todos quienes habían causado heridas en mi vida.
Aprendí a ver el diseño original de Dios en mi vida, lo que Él siempre tuvo para mi vida, Jesús en su infinito amor y misericordia armó mi corazón destrozado y necesitado de amor, aprendí que el perdón hacia quienes te han dañado es diario, no basta una sola vez, hay que practicarlo día a día.
Al ir viendo mis necesidad y al ser sanadas por Jesús, comencé a verme realmente como el varón que Dios ha creado, que para el soy más que un habitante más de la tierra, que Él me tiene en sus propósitos y me tiene en su mente. Puede comprender que Él jamás quiso que viviera el abuso en mi vida, que si muchas veces suceden estas cosas son por causa de terceras personas que pecan contra uno, aprendí que Él ni en esa situación me dejó solo.
En todo este proceso hoy me siento querido y ratificado como varón, he aprendiendo a querer y a respetar a otros varones sin perder los límites de sentirme atraídos románticamente hacia ellos, hoy puedo tener relaciones de amistades verdaderas y genuinas con varones, lo que me han fortalecido y me han hecho crecer en el amor de Cristo. He podido establecer una relación de amor con mi padre, con quien hoy puedo hablar y exponerle mis sentimientos sintiéndome oído con respeto y amor, recibiendo de él los consejos y el amor de padre.
Me siento mucho más atraído al género complementario, puedo proyectarme a tener una relación estable y a verlas románticamente. Hoy me siento libre de poder expresar y decir que Dios es fiel y justo para perdonarnos, limpiarnos, sanarnos y restaurarnos de una manera que ningún amor terrenal puede hacer, es Él y sólo Él quien lo puede hacer, así como lo ha hecho en mi vida, y lo sigue haciendo.
El Ministerio Restauración Argentina provee ayuda y apoyo cristocéntrico a las personas que luchan con diferentes problemas relacionales, emocionales y sexuales.
Nuestro apoyo está basado en el fundamento bíblico de la compasión, la integridad y la dependencia en Dios.